sábado, 21 de enero de 2012

Mi Flaca I.

Escribo esta cobarde carta de despedida,
se perfectamente que nunca la llegaras a leer,
es una canción, plagada de falsa melancolía,
a alguien que fue una dulce e inocente mujer.
 
He guardado mucho tiempo este mortal silencio,
no se cómo he podido sin ella caminar,
quizás sea porque ella fue un dulce incienso
que llego a mi vida una tarde singular.
 
Mi flaca era una burla a lo que buscaba,
fue el mal chiste que me hizo reír,
pero fue su forma de ser lo que amaba,
ahora, ahora solo recuerdos puedo escribir.
 
Escribo esta patética carta de despedida,
sentado en la celda veinte y ocho de la libertad,
custodiado por el guardián de sueños incomprendidos
y consolado por alguien llamada Soledad.
 
He guardado mucho tiempo sus cartas de amor,
tesoro maldito de mi cajón, aroma dulce del pasado.
Tengo mucho tiempo en que no he regalado una flor
y mi mano escribe miles de versos plagados de dolor.
 
Mi flaca, mi flaca me pidió que la amara para siempre,
me pidió ser un vicioso empedernido de sus besos,
pero ahora es solo el recuerdo de un pasado presente
que vuelve a nacer al escribir estos versos.

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