domingo, 31 de julio de 2016

La metáfora quetzalteca.



Se viene un festival más de poesía  para la ciudad de la cultura. Motivo de fiesta y orgullo, desde ya deseándole a Marvin García que todo le salga bien a él y a su equipo de trabajo; además debo agradecerle el esfuerzo por poner en el mapa poético mundial a la ciudad de la estrella. Paralelamente se abre una exposición de una maqueta del ferrocarril de Los Altos, el último símbolo de rebeldía quetzalteca contra el orden social, económico, político, cultural y nacional que reside en la capital de Guatemala.

Festejamos una maqueta. ¿Cuál es la identidad actual del quetzalteco? Seguimos mamando del pasado, se dejó de lado ese empuje que llevó a que el grupo de poder en la ciudad levantará un Estado dentro de la Federación. Se silenciaron los marimbistas, los poetas recelamos del festival por ser de otro grupo poético o por ser «una voz diferente en contra del orden».

 La cultura en la ciudad está dormida. Veamos: nos llenamos la boca de orgullo por el centenario Teatro Municipal, hace cien años que se hizo. ¿Qué otro edificio de valor cultural tenemos? La casa de la cultura se cae a pedazos y esperando los resultados de Raúl Izas; se continúa moviendo en lo estático que estaba. Fran Lepe, dramaturgo genial nacido en nuestra Xelaju, mencionaba que la ciudad está perdida. ¿Qué identidad tenemos además de nuestro mediocre equipo de futbol? Seguimos enarbolando la bandera del Estado de Los Altos sin saber realmente el trasfondo que conllevo a la creación de ese movimiento.

Se cumplen cien años de Juegos Florales, y se invierte millón y medio en un mercado que está cerca de una semana en el centro de feria. Calles sin luz, calles dañadas, mercados descuidados, da tristeza ver como amanece la basura.

¿Alguien se recuerda cuando se hizo renunciar a aquel alcalde que pretendía subir el precio de la luz?

Pareciera ser que lograron el objetivo al mandar la Torre a Centroamérica al cementerio. En el centro de nuestro pueblo sigue estando Barrios; alguien que también afectó nuestra ciudad tanto como Ubico al ordenar el cierre del ferrocarril. Festejamos una maqueta con orgullo cuando podemos hacer grandes cosas como pueblo.

El festival de poesía de Metáfora viene para recordarnos lo que realmente es ser súper chivo. Vivimos en una ciudad que es y será poesía. Tenemos un teatro que rescatar, una ciudad que no tiene ni siquiera grupos de teatro, que ni siquiera  «obras de huitecos» se llevan a escena. Se nos olvidó el ser quetzalteco.

La bandera afrancesada que nos recuerda la libertad sigue ondeando en el parque. No debemos dejar la cuna de la cultura en el olvido. La alcaldía dice que apoya la cultura y cada vez ignora más la política pública de cultura. Hay concejales que si trabajan por la ciudad, que apoyan, que quieren hacer, pero la puerta cerrada de la alcaldía detiene eso.

El esfuerzo de Marvin García es increíble y de aplaudir. El festival no se cierra solo al teatro o al parque, visita comunidades, se acerca a la gente, se busca crear cultura por medio de la comunión entre el poeta, el poema y el que lo escucha.
No festejo la maqueta de un orgullo que nos fue quitado, un orgullo que debería servir para levantar no solo un ferrocarril. ¡Hagamos la ciudad grande! ¡Que sea de verdad ese faro educativo!, con tantos colegios, escuelas, universidades y proyectos educativos que convergen en nuestro valle.

Seguramente los abuelos al ver la ciudad de hoy en día se asombrarían de su tamaño, y se avergonzarían del desorden, la suciedad y la indiferencia quetzalteca ante el abandono de la ciudad. Se debe honrar y valorar el pasado, haciendo surgir de él un presente de cambios y un futuro mejor.

La poesía se hace vida en Xela esta semana, poetas de casi todos los rincones del orbe vienen, nos visita mucha gente que espera ver los lugares llenos, que acudamos a encontrarnos, no con la poesía, acudamos a encontrarnos con la identidad de un pueblo, que a raíz de su orgullo y su soberbia se ha destacado siempre por ser “separatista” de una Guatemala que no se entendería sin nosotros.
Tres presidentes, poetas enormes, grandes maestros de la marimba, gente honorable, gente que se levanta de cada caída. La poesía corre por nuestras venas, y ojala que este festival que busca recuperar la memoria del conflicto armado interno y sus víctimas, nos ayude a recuperar aunque sea un poquito el verdadero sentimiento quetzalteco. ¡Qué en un futuro exista un festival de teatro, como este festival de poesía, que haya una feria del libro más grande y mejor organizada que la FILGUA! ¡Que al hablar de la cultura en Guatemala, vuelvan a tomar como referente a la cuna que vio nacer a muchos artistas y que se hicieron eternos!

El festival honra la memoria, tenemos una ciudad que debe honrar su memoria siendo mejor cada día. Avancemos, evolucionemos, recobremos esa sed y esa pasión por demostrar que en Quetzaltenango se pueden hacer las cosas sin depender de nadie. ¡Felicidades Marvin! ¡Felicidades al colectivo Metáfora!, y gracias porque harán que la poesía corra en las antañonas y nuevas calles de Quetzaltenango. ¡Éxitos! 

sábado, 30 de julio de 2016

LOS PENDIENTES DE MARIO VARGAS LLOSA.



He acabado la última novela de Mario Vargas Llosa, con asombro he asistido a la lectura y a la confirmación de todo lo que mis amigos lectores me han dicho de dicha historia. No tiene alma, no tiene fuerza. Son cuentas pendientes que el Nobel del 2010 ha cobrado. Es una novela con la temática de Vargas Llosa, el tirano o dictador presente, el poder y su obsesión por controlarlo todo. Personajes que se alejaron de la construcción psicológica que el escritor realizaba en antaño con tanta maestría. Le he colocado un cinco sobre diez, una novela ni buena ni mala. No espere el Vargas Llosa de sus primeras novelas o el increíble ensayista que es. Es una novela que tenía pendiente,  su obra prácticamente es un reflejo de la historia peruana desde 1950 hasta el día de hoy. El último gran dictador que faltaba por retratar en su obra era Fujimori. Este dictador no aparece en la novela más que mencionado, pero como todo político Vargas Llosa lo dejará inmortalizado con un retrato no físico de Fujimori, lo retrata como un presidente que ha fracasado y que se vuelve un intento de dictador, con los secuestros de los grupos guerrilleros, el toque de queda y como su política ha convertido a Perú en un país muy desigual. El que si aparece en la novela es el llamado “Doctor”, quien utilizando los medios se dedica a desprestigiar a sus rivales. La novela es una clásica de la temática de Vargas Llosa, pero no es magistral. Hay que pasar 19 capítulos para ver un capitulo que vale la pena, el numero veinte. En este capítulo Vargas Llosa recuerda lo que él significa para las letras hispanas, recobra de nuevo su toque y experimentación, rompe con la línea temporal que trae en toda la historia, nos vuelve a demostrar la magia literaria que tiene en las primeras novelas. Ese es el único capitulo fundamental de la historia. Es más, leyendo solo ese capítulo bastaría para decir que ya ha leído esa novela. El autor sigue con su discurso denostándonos lo que él llama “Civilización del Espectáculo”, hace un ataque frontal a los medios amarillistas y a esos mal llamados periodistas que solo buscan mostrar algo, no informar o educar, el ataque es directo contra la prensa rosa que lo ha despedazado por la separación de su segunda esposa y la unión con una nueva persona. Va de frente y ataca a esos medios que no sirven para nada más que vender y hacer dinero, un medio parecido al Nuestro Diario chapín, que a base de futbol, modelos y titulares en amarillo gigantes, es el periódico más vendido en Guatemala. El erotismo de Vargas Llosa en esta novela cae a lo vulgar, incluso a lo ridículo. Ya no es el erotismo magistral de sus novelas iniciales o del “Elogio a la madrastra”. Es triste ver como lo que antes era magistral y único se vuelve desde las primeras páginas de la novela en vulgar y corriente. Asistimos a una novela que cae en la civilización del espectáculo, es solo para vender. No es una novela fundamental del universo creado por el Nobel del 2010, pero si era una novela pendiente. Si usted quiere leer algo fundamental de este autor, lea las primeras novelas. No creo que sea cansancio o vejez, sus columnas en el diario español “El País” siguen siendo increíbles y fenomenales. Como ensayista es único y por ende no condeno toda su obra por esta novela que no sirve para nada más que leer durante una tarde y darse cuenta que el tiempo no pasa en vano. Sigue siendo el escritor fundamental del boom latinoamericano para mí. Por eso un cinco sobre diez, de toda su obra, “Cinco Esquinas” es lastimosamente una novela más, tan triste como “El sueño del celta”. Sin embargo, sigue siendo Vargas Llosa y está vivo, sigue escribiendo, se sigue rebelando contra la vida y nos sigue creando ficciones, sigue siendo un escritor y sigue siendo un maestro. Hay que leerlo, claro, pero no todo lo que brilla es oro.  

sábado, 23 de julio de 2016

Las letras divinas de los místicos.



El éxtasis de Santa Teresa. 
Acudimos a la iglesia de Santa Maria Della Vittoria, en Roma; visitamos la capilla Cornaro. Ahí preside aquel lugar una obra de arte extraordinaria. “El éxtasis de Santa Teresa” de Bernini, una obra barroca, de mármol. Con unos detalles en su escultura realmente admirables. La pieza muestra a un ángel sosteniendo una flecha dorada que apunta a la santa, que se encuentra en una especie de trance, aunque sus gestos sean eminentemente sexuales. En esta escultura podemos englobar lo que será la poesía hispánica de los llamados poetas místicos. En el presente discurso analizaremos dos poetas y un soneto de manufactura extraordinaria.

De Santa Teresa de Jesús mencionaremos sus “Versos nacidos del fuego del amor de Dios”. Obra poética a resaltar dentro de este momento literario hispánico. “¡Ay! ¡Qué larga es esta vida, / qué duros estos destierros, / esta cárcel, estos hierros, / en que el alma está metida! / Solo esperar la salida / me causa un dolor tan fiero, / que muero porque no muero.” Está estrofa de su composición poética nos demuestra que la santa está viendo la vida como una condena, una cárcel donde ella contempla y ve la muerte y el posterior encuentro cara a cara con Dios, como su libertad verdadera. A lo largo de su composición, se repite el vero “Que muero porque no muero”, concluyendo cada estrofa con él. Una figura extraordinaria, en donde juega con el lenguaje de manera sutil y elegante, para darnos la imagen de la vida y el paso de los días. Morir día a día, pero no morir ese mismo día. Durante toda la composición podemos observar lo que es la confesión del amor, la admiración por el creador y la búsqueda de la poesía como el único camino para poder llegar a expresar todo lo que la experiencia divina llega a despertar en ella. “Mira que el amor es fuerte; / vida no seas molesta, / mira que solo te resta, / para ganarte, perderte: / Venga ya la dulce muerte, / venga el morir muy ligero, / que muero porque no muero”. Mientras avanza la obra en su composición, se ve el deseo de muerte, pero no para escapar del dolor, es el deseo para poder alcanzar el objetivo, llegar a la presencia de Dios. La poeta habla de que ve a su amado en el santísimo sacramento, sin embargo no se llena de esa presencia y ansía poder verlo frente a frente, poder contemplarlo. Al igual que con Garcilaso, la presencia de la muerte es recurrente, pero cambia de volverse la amada en Garcilaso, pasa a ser el camino para llegar al cielo.

La figura del amado en Santa Teresa es clara referencia a Dios y su divinidad. La poeta habla de la entrega total e incondicional. “Qué mi amado es para mí / y yo soy para mi amado”. En las dos composiciones es una declaración de rendición y una súplica de encuentro, un tratado de lealtad y una sed de esperanza. Santa Teresa abre paso a San Juan.


El Crucificado.

Hay un soneto de especial mención, de belleza y ternura singular, con su métrica perfecta, endecasílabo. De melodía y ritmo tierno. De esos sonetos que hacen honor a su fama de arte mayor.

Se le ha atribuido a Santa Teresa, San Ignacio, San Francisco Javier, Fray Pedro de los Reyes, en fin, a cantidad de autores y santos, pero ninguno con prueba concreta de su autoría, pudiera ser una genial obra y broma a  la vez del Espíritu Santo para enseñarnos quien es el poeta de poetas.

El primer cuarteto dice: “No me mueve, mi Dios para quererte / el cielo que me tienes prometido, / ni me mueve el infierno tan temido / para dejar por eso de ofenderte”. El poeta anónimo inicia su obra con un camino de fe. Habla de moverse, pero ese movimiento va más allá de la simple acción. Es refrendar el verbo mover. No importa el cielo y el infierno, un elemento importante en la poesía mística, la luz y la sombra, el bien y el mal. Enseña desde el primer momento la prueba de amor. En el primer verso: “Para quererte (…)”.

El segundo cuarteto: “Tú me mueves, Señor; muéveme el verte / clavado en una cruz y escarnecido; / muéveme ver tu cuerpo tan herido; / muévenme tus afrentas y tu muerte”. El verbo ya se hace presente en todos los versos, indicando la acción profunda, indicando el impacto que causa ver al hombre destrozado, clavado en la cruz, indicando que esa contemplación causa ese movimiento masivo, de cuerpo y alma, de ternura y dolor.

Como todos los sonetos, cambiamos de estructura en la estrofa y pasamos al primer terceto que es el inicio del remate: “Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, / que aunque no hubiera cielo, yo te amara / y aunque no hubiera infierno, te temiera”. Regresamos a la luz y sombra de la primera estrofa. Refrenda el amor que siente por Dios, no importa si hay premio o castigo, el amor sigue igual de fuerte, el respeto se mantiene como es debido. Se acaba el tema del primer verso, lo remata en el siguiente terceto: “No me tienes que dar porque te quiera; / pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera”. Una declaración del anónimo. Rendición total ante el amor de Dios y ante la voluntad divina, que pase lo que tenga que pasar, igual te querré de tal manera, que me mueve y me destroza el corazón verte colgado en el madero.

Soneto para meditar durante la pasión de Cristo, la mayoría de las composiciones poéticas de este tiempo serán eso, herramientas para meditar, pero concebidas de belleza extraordinaria que no tienen comparación. Ese renegar del crucificado por su estampa en la cruz, se materializa después en el poema de Machado, La Saeta. Donde el poeta le dice al Cristo de la Agonía, que su cantar es para el que anduvo en la mar y no aquel que sufre por los pecados del mundo.

El cielo de letras de San Juan de la Cruz.

El poeta al que vamos a dibujar es un caso raro, una especia única en el mundo de las letras, pues él no tuvo la intención de ser poeta. Ser poeta está supeditado  a ser místico. Para San Juan, su poesía y su obra expresa la riqueza espiritual. Su obra es una muestra del desapego, la entrega desinteresada y la unión con Dios.

Para San Juan la poesía es un medio para expresar su realidad de fe. Comprendió que el lenguaje de la poesía es el más cercano para expresar la santidad, para acercar a las monjas carmelitas a esas experiencias con Dios. Su poesía es teológica. Sin embargo tiene un carácter profano y erótico. Gracias a una mezcla que hace de las poesías de Garcilaso y los Romances.

En su “Cantico Espiritual”, el poeta al estilo del “Cantar de los cantares” bíblico, hace un juego de lenguaje y figuras extraordinario, en donde nos relata la búsqueda de la amada por el amado. La figura poética desarrollada en esta obra es la “lira”.

Desde el inicio del poema observamos ya un elemento que nos hace una abstracción de la mañana de la resurrección en los evangelios. Vemos a la Magdalena preguntando por el cuerpo del maestro. Solo que en el Cantico Espiritual es la amada la que pregunta: “¿A dónde te escondiste, / amado,  y me dexaste con gemido? / Como el ciervo huiste / habiéndome herido; / salí tras ti clamando, y eras ido”. Vemos los elementos del amor de la novia, del amor de la Magdalena y luego ante nosotros vemos la resurrección. Luego avanza la obra y se menciona la búsqueda del amor por parte de la amada, con juego de palabras e imágenes, de paisajes, de fauna y flora.

Al igual que en el “Cantar de los Cantares”, San Juan nos hace una especie de dialogo entre la amada, el amado, las criaturas. En las siguientes estrofas, la amada no puede explicar las virtudes del amado, para ella él es perfecto, es un milagro. Inclusive el poeta nos manifiesta el nerviosismo y amor que ella siente al hacerla tartamudear en un extraordinario juego de palabras: “Un no sé qué que quedan balbuciendo”. Avanza la amada en su búsqueda, mientras se observa en los versos la fuerza de voluntad, los celos, el origen divino de su amor, el amor como la ilusión y la esperanza, el perdón incondicional, la vida futura y la esperanza de volverlo a amar.

Hay una estrofa que nos hace mención directa a lo que podríamos llamar el nerviosismo de una cita actual, el encuentro de amor: “La noche sosegada / en par de los levantes del Aurora, / la música callada, / la soledad sonora, / la cena que recrea y enamora”. Se manifiesta el preludio perfecto para el erotismo y la ternura que se manifiesta en las siguientes estrofas. Importante mencionar la genialidad de San Juan de poder escribir en voz femenina sus más tiernas y apasionas estrofas.
Después de esa búsqueda y el encuentro, aparece la entrega total, la consagración plena del amor de la amada a su amado. Y mientras más avanza la obra, mas ella refuerza esa confesión de amor.

Al consagrarse el amor, San Juan de la Cruz nos recuerda la naturaleza del hombre: “En soledad vivía; / y en soledad ha puesto ya su nido / y en soledad la guía / a solas su querido, / también en soledad de amor herido”. En esta estrofa la palabra clave SOLEDAD aparece en todos los versos y solo cambia al mencionar que “a solas” le guían su amor.  El hombre es solitario por naturaleza. 

Otro poema magistral que hay que señalar de San Juan La Cruz es “La noche oscura”, obra en donde nos muestra las fases del camino a Dios. Nuevamente con voz femenina, nos menciona el camino purgativo y el contemplativo. Sin embargo nos demuestra nuevamente su erotismo y siempre busca la metáfora sexual para explicar la unión divinidad-mortalidad: “¡Oh noche, que guiaste! / ¡Oh noche, amable más que el alborada! / ¡Oh noche que juntaste / amado con amada / amada en el amado transformada!” Terminamos con la “Llama de amor viva”. 
Poema igual de manufactura extraordinaria que nos lleva al principio de este discurso, al éxtasis de Santa Teresa. “¡Oh llama de amor viva, / que tiernamente hieres / de mi alma en el más profundo centro!, / pues ya no eres esquiva, / acaba ya si quieres; rompe la tela de este dulce encuentro”. Solo en está estrofa vemos una vez más la paradoja del poeta, cielo-tierra, luz-oscuridad, sexo-inocencia. El éxtasis explicado con poesía a los profanos. De San Juan solo nos queda decir: “(…) cuan delicadamente me enamoras!”.

Mayo, 23.

  Encendió un cigarro y sintió como la lluvia le besaba las manos. Aquella noche ya no sentía nada, todo era tan lejano y el reloj era una l...