sábado, 12 de julio de 2014

Quincho Barrilete

El viejo estaba sentado en el pasillo, observaba con melancolía los columpios del patio, solo el viento los movía, solo el viento. En su corazón el latido de la muerte se acercaba cada vez más rápido. Cualidad humana interesante es el esperar una muerte y no aceptarla. De pronto sus ojos volvieron a la realidad del pasillo, la abuela entrando al cuarto, los sollozos de las mujeres al fondo y el rezo de las lloronas: Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús Santa María madre de Dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén. Y va de nuevo el “Dios te salve…”, va de nuevo el tiempo que muere junto al moribundo del cuarto. De pronto en un susurro de algo parecido a una voz masculina escucha: Se va a morir, no pasa de dos horas. Se levanta de la silla y camina rumbo al níspero, observa cada una de las ramas, busca cuatro, cinco, seis; luego camina rumbo a la cocina y coge una bolsa de las del pan, unas tijeras, un Resistol, hilo y un cigarro; camina después rumbo a las gradas para subir a la terraza desde donde observa con mucha tristeza su campo sembrado de maíz y la milpa empezando a dar flor.

A lo lejos escucha el rezo, Padre nuestro que estas en el cielo santificado sea tu nombre, observa las ramitas y coge dos para luego unirlas en cruz, venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, coge el hilo y hace un nudo en una de las puntas de la cruz para luego hacer uno en cada extremo y formar una especie de rombo, danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, su mano derecha coge el Resistol la bolsa y las tijeras y empieza a unirla con el rombo, no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal, está lista su construcción pero observa que falta un detalle entonces busca entre su bolsa un contrapeso, amén, coloca su pañuelo bañado en impotencia como cola del barrilete y empieza entonces a hacer los frenillos para que pueda volar, amén y amén.

Dios te salve reina y madre de misericordia Dios te salve a ti clamamos los desterrados hijos de Eva, sus ojos observan el atardecer y como el sol muere así muere el intento en proceso de difunto de la habitación, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas vea pues Señora abogada nuestra vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, toma el barrilete y lo avienta al vacío del terreno mientras empieza a silbar y el viento le responde elevando el juguete predilecto del agónico espanto de la habitación,  y después de este destierro muéstranos a Jesús fruto bendito de tu vientre oh clemente oh piadosa oh dulce Virgen María, se comienza a elevar el juguete acompañado por el rezo de las lloronas, solo el viento lo elevaba, solo el viento, ruega por nosotros Santa Madre de Dios amén, amén y amén.


Un grito le alerta que ha llegado el momento, Quincho ha muerto papá, grita alguien desde el pasillo mientras el viejo elevaba su barrilete, adiós mijo, adiós mi amor, dice entre lágrimas y tristeza, mientras jala el hilo y con cada jalón se eleva más el barrilete, Papá se ha muerto Quinchito, le vuelven a recalcar desde el pasillo, entonces con mucha fuerza jala una última vez y suelta el hilo, el barrilete empieza a elevarse como loco por el cielo, el viejo corre, baja las escaleras y entra al cuarto, observa a su nieto de cinco años muerto en la cama, rodeado por las lloronas, contempla la escena, el cadáver del niño sobre el regazo de su madre que grita y gime de dolor, pero con la misma fuerza con que gritó y gimió el día que parió a Quincho. Se acerca a la cama y le quita el cadáver a la madre, Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo, el viejo rompe a llorar mientras se acerca a la ventana del cuarto con el niño muerto entre sus brazos y busca desesperado en el cielo el barrilete, Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos, el viejo le susurra al oído entonces, Que viva Quincho Quincho Barrilete, mientras observa cómo se aleja el barrilete por el horizonte, empezando a buscar el descenso para llegar a Xibalbá, por eso los viejos vuelan barrilete en noviembre, por el alma de los muertos que viajan a vernos, pero a estas solo las mueve el viento, solo el viento, amén, amén y amén.  

Mayo, 23.

  Encendió un cigarro y sintió como la lluvia le besaba las manos. Aquella noche ya no sentía nada, todo era tan lejano y el reloj era una l...