martes, 11 de febrero de 2014

De aquellos amores de antes (II):

Uno de los autores más prominentes de la literatura hispana ha sido sin duda, Gabriel García Márquez.  Analizaremos ahora su obra titulada “Del amor y otros demonios”. Pero comentando paralelamente la historia de amor por excelencia de Quetzaltenango, la historia de Vanushka.

Cessatio a Divinis.

“Un perro cenizo con un  lucero en la frente…” son las primeras palabras de García Márquez en esta pequeña novela, titulada como “Del amor y otros demonios”.  Historia desarrollada en la Colombia de los Virreyes, época previa a la independencia. Donde las enfermedades y las situaciones desconocidas eran condenadas por el tribunal del santo oficio, como actos pertenecientes al demonio.
La historia nos cuenta la vida Sierva María, hija del Marqués de Casalduero, que siendo mordida por un perro, sufre en su carne el temor de otros al poder sufrir un posible contagio  de rabia. Su madre, nunca fue una figura maternal para ella. Sierva María fue abandonada por sus dos padres a su suerte, adoptada por así decirlo por Dominga de Adviento, esclava negra. Sin embargo por la mordida es tratada de forma errónea, por lo que empieza a sufrir diversas convulsiones. Hecho que hace acrecentar en su pueblo la leyenda de que estaba poseída. Por orden el obispo, el marqués la recluye en el convento de Santa Clara, en donde vive hasta el final de sus días. Por orden del obispo a la vez, el padre Cayetano Delaura se hace cargo del caso, para establecer y realizar un exorcismo. Sin embargo el padre se resulta enamorando de Sierva María y ella de él. Al darse cuenta del amor que sienta por Sierva María, el padre Cayetano lo confiesa al obispo y este lo castiga mandándolo a cuidar leprosos, en donde muere. Mientras que Sierva María muere en su celda, sin jamás llegar a conocer el mundo libre.

El convento de Santa Clara.

La obra se desarrolla en un lugar desconocido, al igual que “El amor en los tiempos del cólera”, la historia se desarrolla en una ciudad, con referencias claras que dan a entender que podría tratarse de la ciudad colombiana de Cartagena. Ambientada en el siglo XVIII, nos da a conocer cómo era la sociedad de aquella época en la que aún gobernaba en cierta manera la iglesia y los virreyes de la América Colonial.

Gabriel García Márquez.

El nobel colombiano nació en Aracata, Colombia; un 6 de marzo de 1927. Un literato por donde se le quiera ver, el Gabo es periodista, guionista, cuentista y novelista. Es premio Nobel de Literatura del año 1982, por: “por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real se combinan en un mundo ricamente compuesto de imaginación, lo que refleja la vida y los conflictos de un continente.
Autor de la monumental novela, “100 Años de Soledad”; además de novelas como: “El amor en los tiempos del cólera”, “noticia de un secuestro”, “Crónica de una muerte anunciada”, “Relato de un naufrago”, por mencionar algunas.

Amor, el demonio más peligroso de todos.

Gabriel García Márquez, nos deleita con su narrativa en esta obra, que busca llevarnos a la forma de vida en el siglo XVIII, en donde la iglesia gobernaba todo y nos demuestra los castigos hacia aquello que no se conocía. Además de realizar una crítica a la alta sociedad de los “nobles criollos”, al demostrar el abandono que sufre la niña protagonista de la historia. Nos demuestra que nuestra América es un abanico de sangres y razas, que en aquella época no era apreciado como tal. El miedo de la iglesia ante las cosas desconocidas queda palpable y la lucha que se vivía en esa época, entre la fe y la ciencia. Libros prohibidos que por el hecho de tenerlos era suficiente prueba para ser acusado de herejía y como en todas las obras de García Márquez, la soledad y la magia aparecen en toda la historia.

Del amor…

La soledad es uno de los temas recurrentes en la obra del Gabo, sin embargo, en esta obra podemos encontrarla fácilmente a lo largo de ella. La soledad del Marqués de Casalduero, que vive como un bueno para nada, que tenía miedo de los esclavos y se encerraba en su cuarto. La soledad del título y que por retenerlo, junto a la herencia se casa con su primera esposa, que siempre le quiso aunque él no. Hasta el día en que murió quemada por un rayo. La soledad sigue a lo largo de la vida del marqués, que una tarde a su casa llega la joven Bernarda, que lo viola y lo sigue viendo después de aquella tarde hasta quedar preñada de Sierva María. El marqués siempre vivió con el rencor hacia su propia persona al no renegar a su padre y casarse con una recluida en el manicomio que siempre visitaba las casas por las noches para limpiarla. Soledad incluso en el momento de la muerte del marqués, al que solo le encuentran la osamenta con su ropa. La soledad invade a todos los personajes, de diferentes maneras, pero todos ellos están solos, aun cuando están rodeados de gente.
El amor es un demonio, al que no se le conoce, pero que atormenta el corazón. Dominga de Adviento tuvo amor con la recién nacida Sierva María y el padre Cayetano Delaura, pareciera obsesionarse con ella, pero resulta enamorándose de ella, perdiendo su posición privilegiada y dejando todo por amor, incluso la vida. La solitaria niña, Sierva María, que vivió a la sombra de los esclavos negros, llega a conocer el amor, por medio del padre Cayetano, se enamora de él, pero nunca llegan a pasar más allá en el amor carnal. Sin embargo ambos comparten la soledad, él de sus votos y ella de su celda y su vida. Al final, todos convergen para compartir la soledad de la muerte.

…y otros demonios.

En la lectura de esta obra, podemos llegar a descubrir algunos palimpsestos interesantes, el más obvio quizás sea el existente entre el romance del Padre Cayetano y de Sierva María, donde podemos encontrar algunos de los versos de Garcilaso De La Vega. Mismos que tocaremos en su debido momento.
Encontramos relación con la poesía de Francisco de Quevedo en diversos pasajes de la historia, quizás el más memorable es el hecho donde el padre Cayetano entra en la obsesión amorosa por Sierva María, cuando él ya no podía pensar en nada más. Surge entonces entre esas líneas, la poesía de Quevedo diciendo: “Amor me ocupa el seso y  los sentidos; / absorto estoy en éxtasi amoroso; / no me concede tregua ni reposo/ esta guerra civil de los nacidos”. En la misma línea del poeta del siglo de oro español, encontramos a Sierva María encerrada en su celda del convento de Santa Clara y otra estrofa poética de Quevedo aparece ante nosotros: “En los claustros de l’alma la herida/ yace callada, más consume hambrienta/ la vida, que en mis venas alimenta/ llama por las medulas extendidas”. Como en todas las historias de García Márquez, esta no es la excepción respecto a los hechos mágicos de la vida cotidiana. Ejemplo de ello es el sueño de Cayetano Delaura y de Sierva María, de aquella ventana que observaban ambos, con la nieve y el racimo de uvas, mismas que marcaban, por así decirlo, la vida de Sierva María, tanto así que al final de la historia, ella se las come de dos en dos, para poder ganarle el juego a la vida y poder morir, un sueño que se hace realidad. Quevedo aparece una vez más: “¡Fue sueño ayer; mañana será tierra! / ¡Poco antes nada, y poco después humo! / ¡Y destino ambiciones, y presumo / apenas punto al cerco que me cierra!”. En la historia hay un personaje muy importante, el obispo de la ciudad, don Toribio de Cáceres y Virtudes, personaje decrepito que espera la hora de su muerte, nostálgico que lloraba en las noches de lluvia al recordar su España natal. Quevedo tiene una estrofa hermosa que nos hace pensar que este personaje fue creado por cada una de esas letras: “Vencida la edad sentí mi espada, / y no halle cosa en que poner los ojos / que no fuese recuerdo de la muerte”. En la misma línea y en el mismo poema, podemos descubrir quizás, que el palacio del obispo, abandonado y al borde de la ruina, pudo ser de igual forma, inspiración del mismo poema de Quevedo, solo que en la estrofa inicial: “Miré los muros de la patria mía, / si un tiempo fuertes, ya desmoronados, / de la carrera de la edad cansados, / por quien caduca ya su valentía”. Estos son algunos de los palimpsestos de la poesía de Quevedo en esta obra de García Márquez.
Santa Teresa de Jesús se encuentra presente en esta obra de García Márquez, ya que al analizar como Sierva María se entrega por amor a Cayetano Delaura, nos resuena el eco de aquellos versos de Santa Teresa que dicen: “Ya toda me entregué y di, / y de tal suerte he trocado, / que mi amado es para mí / y yo soy para mi amado.” Santa Teresa sigue: “Cuando el dulce cazador / me tiró y dejó herida, / en los brazos del amor / mi alma quedó rendida; / y, cobrando nueva vida, / de tal manera he trocado, / que mi amado es para mí / y yo soy para mi amado”. Hay que recordar que por el Padre Cayetano, Sierva María cambia y podríamos decir que renace. He aquí el palimpsesto.
Otro poeta que hace su aparición entre líneas de esta obra, es San Juan De La Cruz. Cuando el padre Cayetano huye de la celda de Sierva María, aparece aquel verso: “¿Adonde te escondiste, / amado, y me dexaste con gemido? / Como el ciervo huyste / haviéndome herido; / salí tras ti clamando, y eras ydo”. Luego en la, por así decirlo, la locura que vive Sierva María después de aquel escape, a la llegada de la abadesa y el obispo, pareciera resurgir la pluma de San Juan de la Cruz, con dos bellas estrofas más de su “Cantico espiritual”: “¡Ay!, ¿Quién podrá sanarme? / Acaba de entregarte ya de vero; / no quieras embiarme / de oy más mensajero / que no saben dezirme lo que quiero”. Y luego: “¿Por qué, pues as llagado / aqueste corazón, no le sanaste? / Y, pues me le as robado, / ¿Por qué assí le dexaste, / y no tomas el robo  que robaste?”. Hay  que recordar que Sierva María, vivió enojos y cambia temperamento cuando le trataban de quitar sus collares. Sin embargo, la noche en que el Padre Cayetano ingreso en su celda, cuando se besaron y los dos estuvieron a punto de romper sus votos, al fondo de escena parece asomarse el verso de Juan De La Cruz que nos dice: “Descubre tu presencia, / y máteme tu vista y tu hermosura; / mira que la dolencia / de amor, que no se cura / sino con la presencia y la figura”. 
Antes de concluir con Garcilaso de la Vega, pasaremos por otro gran poeta, Luis de Góngora, en una sola estrofa de un poema de este autor, parece encontrarse un resumen de la vida de Sierva María. Hay que recordar que su reclusión fue en un convento con orilla al mar: “La más bella niña / de nuestro lugar. / Hoy viuda y sola / y ayer por casar, / viendo que sus ojos / a la guerra van, / a su madre dice, / Que escucha su mal: / dejadme llorar / orillas del mar”. Góngora aparece también en la vida del Marqués de Casalduero, al momento de la aparición de Bernarda y su matrimonio: “Que se case un don Pelote / con una dama sin dote, / bien puede ser; / más que no dé algunos días / por un pan las damerías, / no puede ser”. Al igual Góngora pareciera asomar en el primer matrimonio del Marqués de Casalduero, con la primera Marquesa, siendo esposa de palabra: “Que esté la bella casada / bien vestida y mal celada, / bien puede ser; / más que el bueno del marido / no sepa quién dio el vestido, / no puede ser”.
Aparecen en los momentos del romance algunos versos de amor apasionados, de un grande, Garcilaso de la Vega. Por mencionar uno, encontramos el soneto X: “¡Oh dulces prendas por mí mal halladas, / dulces y alegres cuando Dios quería, / juntas estáis en la memoria mía, / y con ella en mi muerte conjuradas!”, terminaremos mencionando que el Padre Cayetano decía ser descendiente de Garcilaso.

LA GITANA QUE MURIO DE AMOR.

Al igual que la historia de Márquez, Xelaju tiene su propia historia de amor. Una santa popular que es venerada en su tumba por todos aquellos a los que se les niega el amor. Si hablamos de magia podríamos decir, que esa tumba que se convierte en un centro de peregrinación social quetzalteca, es un imán para poder ser testigos presenciales y mudos de las distintas historias de amor que se viven día a día en la ciudad. Las divisiones de clases, las distintas murallas que se tienen en un reto de enamorar. Las personas buscan una solución, buscan una esperanza a ese dolor que es el corazón roto.
A grandes rasgos, la historia de la gitana va así: Se enamora de un hijo prominente de la ciudad y la familia al ver aquella relación decide mandar al joven a España. La gitana decide esperarlo y al regresar aquel, descubre que este viene casado con una bella mujer, rompiendo así su corazón y como dice José Martí, muriendo de amor.
Desde entonces y como se ha citado a lo largo de la introducción a esta parte, la gitana es la maga, la santa popular que intercede ante las fuerzas del universo para poder conseguir triunfar en la conquista del corazón de aquel ser amado.

Si hablamos de historias de amor, teníamos que hablar de estas dos. Una a profundidad y la otra a grandes rasgos, pues ya veremos cómo transcurre esta semana estas memorias del corazón.  

domingo, 9 de febrero de 2014

De aquellos amores de antes (I):

Toda la historia me remonta siempre al mismo recuerdo. La mesa de noche del dormitorio de mis padres, un libro con una portada rara, una especie de demonio que sostiene una copa y sonríe, creo. El nombre del autor, es quizás una de las sombras que más me ha hecho caminar por este amor. Mario Vargas Llosa y su “Fiesta del chivo”. Recuerdo cuando le consulte a ella sobre ese libro y me dijo “no lo vas a entender”. Era una patojo yo de unos 13 o 14 años. Acepte el reto de leerlo y después de poco más de tres semanas, casi un mes, lo termine. Mi conclusión fue un encuentro cara a cara con mi reflejo. La ineptitud para entender algunas situaciones del mismo. Olvidemos la critica que se hace de todo libro sobre, la técnica, el estilo, la innovación que debe realizar el autor (Años más tarde me entere de muchas de estas cosas); me declare incompetente para leer ese libro. Entonces con el orgullo herido, me puse a estudiar de todo un poco y poco de todo y haciendo los ladrillos que reemplazaron los  adobes que me constituían en aquella niñez. De la historia del libro y de lo que pienso, escribiré en futura ocasión. 

Al hablar de amores, ese libro y ese sentimiento de impotencia al querer comprenderlo, me hizo enamorarme de las letras, de la literatura. Al hablar de amores de antes, quisiera empezar por un bello poema, de un gran escritor español, Quevedo. Por recomendación del licenciado Jorge Contreras, llegue en una clase a descubrir la belleza del mismo. En él, puedo encontrar diversas acotaciones del amor en su totalidad. El poema lleva por título “Amor constante más allá de la muerte” y dice así:

“Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso lisonjera;
Más no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama el agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas, que humor a tanto fuego han dado,
médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.”

En este bello poema, podemos encontrar la ilusión del hombre enamorado, del ser que decide entregar todo por el otro ser al que ha decidido lo único que es nuestro, nuestra vida, libertad y muerte. Una declaración de amor, es una declaración de rendición. Se hace ya sea el caso de la historia, para terminar una guerra perdida o para empezar una dulce derrota. Perder y perderse en el océano infinito de la mirada amoroso del otro humano, que nos hace volvernos locos, sin saber quizás, que nosotros le volvemos un psicópata.

Separar el alma del cuerpo, Quevedo nos hace tan dulce mención a la muerte, brindándonos a los enamorados de hoy, una excusa para seguir amando aún más allá de la muerte.  El título del mismo nos hace ya una declaratoria extraordinaria de la intención del poema.  “Amor constante más allá de la muerte”, que concluye con dos versos extraordinarios y bellos: “Serán ceniza, mas tendrá sentido; / polvo serán, mas polvo enamorado”. El sueño de toda pareja, es estar juntos el tiempo que ellos quieran y se aguanten y el que Dios permita. Pero cuando llega la muerte, se separa el amor y nos queda el recuerdo.

De aquellos amores de antes, nos llegan épicas historias de parejas que se han enamorado desde adolescentes, se han casado y luego, con el paso de las décadas, fallece uno de ellos y al cabo de horas o días, el otro enamorado lo acompaña al juicio final. La palabra “constante” en el titulo me hace imaginar y pensar de entrada, en que se debe enamorar todos los días, con todos los detalles, con toda la dulzura y toda la autoridad. De aquellos amores de antes, nos llegan los recuerdos, como llegaran los amores de ahora a nuestros nietos.


El amor es eso tan bello y letal, que obliga a vivir más allá de la experiencia humana, de la literatura y de la realidad. Innumerables canciones han nacido para poder expresar el amor, poetas con don de música, maestros de la canción. De esos amores de antes, nos llega este poema de Quevedo, que inicia la semana de San Valentín y un repaso por las historias de amor de ayer, hoy y siempre.  Al final lea usted el poema y siéntalo, usted lo lee con sus ojos y eso es lo importante. 

Mayo, 23.

  Encendió un cigarro y sintió como la lluvia le besaba las manos. Aquella noche ya no sentía nada, todo era tan lejano y el reloj era una l...