martes, 27 de septiembre de 2011

Elegías a la ausencia… (III)


Recuerdo nuestro primer beso,
lleno de dudas, lleno de miedo.

No sabíamos lo bueno del destino,
solo te abrace y decidí, perder el juicio.

Tus labios eran suaves como una nube,
los míos, ásperos, duros y con hielo.

El tiempo fue un juez, castigó mi orgullo,
mis labios los reos, condenados al olvido.

Recuerdo nuestro primer beso,
lleno de ilusión, de luz y de amor.

Empecé a enamorarme de tu mirada,
esa mirada que me hace temblar.

Llegue a descubrir mares en tu mirar,
pensabas que te quería sanar.

Tu corazón estaba lastimado, estaba destrozado,
he llegado a sanar, a conquistar, ahora es mío. 

Recuerdo nuestro primer beso,
derritió el miedo en mi alma.

Llegaste tú, capitana indomable,
a domar un solitario animal.

Con tus labios selle un pacto de amor,
un juramento de cariño a raudales.

Una promesa de olvido, de dolor,
de dulce agonía, de eterno penar.

Recuerdo nuestro primer beso,
lo recuerdo bien, ahora me encadena.

Tiene encadenado a este corazón,
al vacio que dejaste, que dejaste sin razón.

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