jueves, 16 de agosto de 2012

SALIDA


Llevo días sentado junto
a la ventana.
Me siento ahí para morir.
Pues el tiempo se deleita
al ver como se marchita
mi rosa. Y mi alma
se pierde en el laberinto
de las noches sin fin.
Una vida es suficiente
para aprender a mentir
y la muerte parece
ser el único dogma
de una vida gris.
Observo el paisaje
cuando abro la ventana,
mientras siento el
vals silencioso
del viento en mi
rostro derrotado
por el afán de vivir.
¿Dónde ha quedado
la esfinge del tiempo
que te reta para
poder existir?
¿Dónde está la
gárgola maldita
que espanta las
pesadillas de la
inexistente realidad?
Y es que parece ser
que mi ventana
ya no quiere abrir,
pues en un momento
determinado, de
esta casa tendré
que partir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sin tus ojos... la poesia pierde su sentido.

Mayo, 23.

  Encendió un cigarro y sintió como la lluvia le besaba las manos. Aquella noche ya no sentía nada, todo era tan lejano y el reloj era una l...