martes, 19 de julio de 2016

LA TAZA.



Se ha sentado esa mañana a tomar un café en la vieja mesa de madera de su abuela. Puedo observar el diario del día, como siempre con un titular donde cabe resaltar la violencia y la corrupción de un país como el mío. Ya estaba aburrido de tanta mierda política en las noticias y en todos lados, entonces se quedó callado observando su café.

-¿Por qué tan triste?-

Me dijo una voz; aquella pregunta fue contestada por mi silencio y mi ignorancia.

-Acá abajo ¡Mírame!-

De nuevo la voz interrumpió la cocina y su paz. Entonces sus ojos fueron directo a la taza de café de color rojo, con una pequeña fisura cerca de la boca.

Esperó un nuevo comentario con cara de idiota, se sentía estúpido viendo la taza de café. Entonces pensé “Qué bonito sería leer en el titular que las tazas de café le hablan a las personas”. Soltó un suspiro y regreso sus ojos al periódico.

-Lo mismo pienso-

Me dijo de nuevo la extraña voz. Y luego guardó silencio para siempre.   

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