sábado, 16 de julio de 2016

Garcilaso Dela Vega, la transición lirica del Romance al Siglo de Oro. “Los gestos desenfrenados”. El eterno Romance de las letras españolas.



Romance de las letras hispanas. 

Asistimos al medioevo ibérico. Una península con tantos reyes como moros. Un castellano que sigue formándose y evolucionando igual que el día de hoy. Los juglares van de pueblo en pueblo, siguiendo la ruta del apóstol mayor cantando las aventuras y desventuras de las gentes; dando las noticias de todo cuanto acontece en el norte de la España que conocemos hoy en día.

Así pues, aparece el “Romance”, propio y característico de la madre patria. Se hacen populares durante el siglo XV y es precisamente en este siglo en que aparecen ya recogidos en versiones impresas que los guardan para la posteridad, a dichas colecciones se les llamo “Romanceros”.

Los romances son poemas narrativos de gran variedad temática, dependiendo de lo que las gentes de los pueblos quisieran escuchar, se pueden interpretar declamando, cantando; incluso se pueden hacer de forma mixta, cantando y declamando. Es el inicio del género musical que el día de hoy llamamos trova.

La estructura del romance es bastante sencilla aunque se debe acotar que tienen una magistral y hermosa forma de arte. Los versos son octosílabos, es decir, de ocho silabas con rima asonante en los versos pares, por ejemplo:

“Los que vienen con el rey
entre sí van razonando;
unos lo dicen de quedó;
otros lo van publicando (…)”.

Es lo más sencillo de la estructura poética, el romance es la matriz de la creación poética en castellano, con algo de influencia de las letras italianas, pero que sirve para inmortalizar e iniciar el camino de las letras y temas de la poesía española.

Los romances van a tratar temas históricos, liricos y épicos. Romances moriscos y romances novelescos también serán vertientes que se construyen los juglares y sus viajes. De los históricos podemos resaltar “De como el Cid fue al palacio del rey la primera vez”, “Romance de Jimena Gómez” y “La jura en santa Gadea”. De los romances moriscos quizás se resalta por encima de los demás “El romance de la conquista de Alhama”. Para los romances novelescos nos vamos a detener en el romance de “El enamorado y la muerte”.

“El romance del enamorado y la muerte” nos habla de la aventura al inicio de un sueño que se transforma en realidad, el hombre que sueña estar de nuevo con todas sus enamoradas y de pronto recibe la visita de la muerte que se lo lleva para no volver más. Interesante ver como en esta época la muerte se contempla como una amada, ya lo refrendará más adelante el polvo enamorado de Quevedo.

“El romance de la conquista de Alhama” Podemos observar la angustia y la tristeza del rey moro al ver como se consuma la reconquista de la Alhama y en un remate extraordinario del relato en verso octosílabo, podemos leer como uno de los más ancianos de sus súbditos le dice que todo lo que ha pasado es culpa del rey moro, que la desgracia de Granada es gracias a él. En este romance fronterizo podemos ver como se anunciaba al norte de España la reconquista del sur de la península, es más, se alcanza a apreciar la ingenuidad del rey moro y su inocente respuesta ante las cartas que llegaban.

Los romances cumplían entonces con una misión informativa y de entrenamiento. Siendo los precursores de la trova moderna, siendo los influyentes directos del siglo de oro que se venía por delante. A modo de transición aparece entonces Garcilaso Dela Vega.

“Los gestos desenfrenados”.
Nacido entre los viajes de Colón al nuevo mundo, Garcilaso Dela Vega lo único verdadero que tiene de su origen es que fue en Toledo. Militar y poeta del Siglo de Oro en la poesía española. Mismo que él ayudaría a construir y en el cual él sería el gran creador de la transición no tan traumática de un movimiento a otro.
¿Por qué decimos que es transición parte de su obra? Al inicio de su obra utiliza el recurso literario de la Égloga, un recurso poético en el cual el autor manifiesta su amor puro y bello, en un ambiente pastoril, en donde él encarna a uno o varios pastores, es en forma de dialogo y un ingrediente principal es la música. Garcilaso toma este recurso poético para hacer una transición entre los romances y lo que mejor domina después, los sonetos.

En la “Égloga primera”, Garcilaso desarrolla de manera extraordinaria el tema central de su obra mediante la utilización de los diálogos entre los pastores. En esta égloga nos expone el dulce lamentar de dos pastores, desarrollando en un pequeño drama si lo podemos ver así. En muchos lugares, este recurso poético fue utilizado en prosa, dándole un mayor cuerpo a la obra, no limitándola tan solo al verso. 

Garcilaso inicia por medio de las églogas el camino a lo que más se debe preciar de su obra, los sonetos. 

El soneto es una composición poética de catorce versos de arte mayor, de métrica endecasílaba en su forma clásica. Se organiza en cuatro estrofas, dos cuartetos (es decir cuatro versos por estrofa); y dos tercetos (de tres versos cada estrofa); podemos decir que el soneto presenta una introducción, un desarrollo y una conclusión en los dos tercetos. Así pues el poeta en cuestión, toma el romance de ocho silabas español, castellano y lo olvida por el soneto. De ocho silabas cambiamos radicalmente a once. En donde las historias quedan al margen, pero los sentimientos son los que se mantienen en desarrollo. Veamos.

En fin, a vuestras manos he venido
do sé que he de morir tan apretado,
que aun aliviar con quejas mi cuidado,
como remedio, me es ya defendido.

Mi vida no sé en que se ha sostenido,
si nos es en haber sido yo guardado
para que sólo en mí fuese probado
cuánto corta una espada en un rendido.

Mis lágrimas han sido derramadas
donde la sequedad y la aspereza
dieron mal fruto de ellas y mi suerte.

Basten las que por vos tengo lloradas.
No os venguéis más de mi con mi flaqueza;
allá os vengad, señora, con mi muerte.
El tema principal de este soneto es la muerte, podemos observar desde la primera estrofa el fin de la vida. Buscando un lugar en donde descansar, luego desarrolla con sumo cuidado el legado y su sentido de vida para después pedirle a la musa, a la señora que no vengue la muerte. Habla de las lágrimas derramadas y que no dieron fruto y luego le dice a la señora que con sus lágrimas ya le tiene en paz. No buscar venganza de la muerte del soldado, dejarlo ir en paz.

No pierda más quien ha tanto perdido;
básteme, amor, lo que ha por mi pasado;
válgame agora haber jamás probado
a defenderme de lo que has querido.

Tu templo y sus paredes he vestido
de mis mojadas ropas, y adornado,
como acontece a quien ha ya escapado
libre de la tormenta en que se vido.

Yo había jurado nunca más meterme,
a poder mío y a mi consentimiento,
en otro tal peligro, como vano.

Mas del que viene no podré valerme;
y en esto no voy contra el juramento;
que ni es como los otros ni en mi mano.
Un soneto en donde el tema principal que desarrolla Garcilaso es la derrota, la perdida, la ruina. Jurar y prometer no volver a emprender peligrosas empresas no valen para alguien que ha luchado. Por eso habla de nuevo de la muerte, como ese  peligro riguroso que se escapa de su mano.

Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribiste, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo de esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto,
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida: 
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.
Este soneto es de un arte mucho mayor en la obra de Garcilaso. Hablamos del amor puro, del amor perfecto, ese amor que nos hace simplemente tirarnos al mar a nadar por un sueño. Amor carnal, de querer demostrar en toda medida y a toda forma el sentimiento que se puede llegar a sentir por alguien. Por un simple gesto pueden nacer las más hermosas historias de amor de la tierra.

La obra de Garcilaso es de incalculable valor, de una hermosa perfección y de una singular musicalidad. El ritmo y el arte van de la mano en toda la obra de Garcilaso, que como he mencionado a lo largo de este discurso, es el perfecto eslabón para una transición entre el romance español y el siglo de oro que viene en camino. Extraordinario poeta que hace poesía lo militar y que una vez más nos vuelve a demostrar a través de sus ojos y sus letras, una forma más tierna de ver el mundo que nos rodea.

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