domingo, 21 de octubre de 2018

Las utopías de Villalobos.


El viernes sucedió algo inusual en Guatemala, un país en donde no hay lectores. En una época de conflicto ideológico, donde los debates están ausentes, los diálogos son sueños y la política es el mismísimo Luzbel, en la zona 1 de la capital un escritor presentó un libro.

Es inusual, pues en Guatemala actualmente carecemos de referentes literarios de peso, hemos ido perdiendo a los grandes referentes, pero no se ha encontrado una referencia nueva, por ejemplo, uno de nuestros premios nacionales de literatura vive feliz en Italia, otro en Estados Unidos, uno de ellos es de origen español, pero con alma chapina.   
Pareciera ser que la casa de Miguel Ángel Asturias en la zona uno de la ciudad de Guatemala es un reflejo de nuestras letras. De la gran cantidad de autores nuevos que han salido, (entre los que me incluyo) no hay un referente nuevo, alguien que de verdad pueda sobresalir a nivel internacional, alguien que tenga algo que decir con sentido, que sepa lo que dice y, ante todo, que tenga una base literaria para hacerlo, no para escribir por escribir, como lo hizo en su momento la generación X.
Mientras los migrantes hondureños intentaban entrar a México, Rodrigo Villalobos presentaba su nuevo libro al mundo. Mientras el Estado de Derecho se cae a pedazos, Rodrigo recitaba su poesía en un teatro repleto de amigos. Mientras Rodrigo leía su poesía, el mundo afuera del Lux seguía girando.

“Tulipanes de plástico” es una utopía, es un sueño poético de Villalobos donde la poesía de amor, de sentimiento trata de abrirse paso, por medio de la publicación de editorial POE. Pero la necedad de Villalobos es lo que hace especial el nacimiento de este libro, la necedad es necesaria en Guatemala, para poder hacer literatura.

Puede que este taciturno corazón
no merezca llenar su peor vacío contigo,
sin embargo
no esperaría menos de ti,
que negándote tanto,
ya me has puesto más atención de lo debido
”.
Rodrigo Villalobos

En el año 2016 y para cambiar al mundo por medio de los libros, Rodrigo fundó “Testigo Ediciones”, una editorial qué busca dar a conocer nuevos valores, con propuestas literarias diferentes, de calidad y, ante todo, olvidadas y exiliadas de los círculos literarios de Guatemala.
Rodrigo creyó firmemente en la obra de un autor del caribe guatemalteco, Henry Vargas Estrada. Los cuentos de Vargas fueron la primera obra que se publicó por medio de Testigo Ediciones. Los cuentos de temática variada, tienen un elegante uso del lenguaje y una estructura definida, un lenguaje de personajes corto, aunque la mayoría de ellos funcionan solo con el recurso del dialogo. Vargas logra cimentar su base literaria por medio de la imaginación nata, de los sueños del autor.

Hoy la editorial tiene tres libros en su catálogo. La utopía de Rodrigo se hizo realidad y ha logrado presentar sus obras en la ciudad de Guatemala, Quetzaltenango, Antigua Guatemala, Puerto Barrios y Salcajá. Los libros se encuentran rondando en varios lugares del continente, buscando nuevos lectores.
La literatura de Villalobos, al igual que su vida es una utopía, es un sueño que en este momento parece inalcanzable y que llega a desesperar, pero Rodrigo ha demostrado que puede sobrevivir y ser fuerte. Es una puerta para autores que deseen publicar y que no tengan miedo de presentarle al mundo sus ideas.
Los libros de Rodrigo están a la venta en la Editorial POE en San Juan Ostuncalco, los de Testigo Ediciones se encuentran a la venta en distintos puntos. Hay que apoyar al escritor nacional, más aún a los poetas que son apartados de los círculos literarios del país por sus ideas; ya que son aquellos que tienen mucho que decir.
La utopía más grande Villalobos, por tanto, no es escribir, es creer en la literatura de autores nuevos y desconocidos de Guatemala, creer en la literatura de este país. Al creer, nos obliga a escribir y seguir escribiendo.

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