El viernes
sucedió algo inusual en Guatemala, un país en donde no hay lectores. En una época
de conflicto ideológico, donde los debates están ausentes, los diálogos son
sueños y la política es el mismísimo Luzbel, en la zona 1 de la capital un
escritor presentó un libro.
Es inusual,
pues en Guatemala actualmente carecemos de referentes literarios de peso, hemos
ido perdiendo a los grandes referentes, pero no se ha encontrado una referencia
nueva, por ejemplo, uno de nuestros premios nacionales de literatura vive feliz
en Italia, otro en Estados Unidos, uno de ellos es de origen español, pero con
alma chapina.
Pareciera
ser que la casa de Miguel Ángel Asturias en la zona uno de la ciudad de
Guatemala es un reflejo de nuestras letras. De la gran cantidad de autores
nuevos que han salido, (entre los que me incluyo) no hay un referente nuevo,
alguien que de verdad pueda sobresalir a nivel internacional, alguien que tenga
algo que decir con sentido, que sepa lo que dice y, ante todo, que tenga una
base literaria para hacerlo, no para escribir por escribir, como lo hizo en su
momento la generación X.
Mientras
los migrantes hondureños intentaban entrar a México, Rodrigo Villalobos
presentaba su nuevo libro al mundo. Mientras el Estado de Derecho se cae a
pedazos, Rodrigo recitaba su poesía en un teatro repleto de amigos. Mientras
Rodrigo leía su poesía, el mundo afuera del Lux seguía girando.
“Tulipanes
de plástico” es una utopía, es un sueño poético de Villalobos donde la poesía de
amor, de sentimiento trata de abrirse paso, por medio de la publicación de
editorial POE. Pero la necedad de Villalobos es lo que hace especial el
nacimiento de este libro, la necedad es necesaria en Guatemala, para poder
hacer literatura.
“Puede que
este taciturno corazón
no merezca llenar su peor vacío contigo,
sin embargo
no esperaría menos de ti,
que negándote tanto,
ya me has puesto más atención de lo debido”.
Rodrigo Villalobos
no merezca llenar su peor vacío contigo,
sin embargo
no esperaría menos de ti,
que negándote tanto,
ya me has puesto más atención de lo debido”.
Rodrigo Villalobos
En el año
2016 y para cambiar al mundo por medio de los libros, Rodrigo fundó “Testigo
Ediciones”, una editorial qué busca dar a conocer nuevos valores, con
propuestas literarias diferentes, de calidad y, ante todo, olvidadas y exiliadas
de los círculos literarios de Guatemala.
Rodrigo
creyó firmemente en la obra de un autor del caribe guatemalteco, Henry Vargas
Estrada. Los cuentos de Vargas fueron la primera obra que se publicó por medio
de Testigo Ediciones. Los cuentos de temática variada, tienen un elegante uso
del lenguaje y una estructura definida, un lenguaje de personajes corto, aunque
la mayoría de ellos funcionan solo con el recurso del dialogo. Vargas logra
cimentar su base literaria por medio de la imaginación nata, de los sueños del
autor.
Hoy la
editorial tiene tres libros en su catálogo. La utopía de Rodrigo se hizo
realidad y ha logrado presentar sus obras en la ciudad de Guatemala,
Quetzaltenango, Antigua Guatemala, Puerto Barrios y Salcajá. Los libros se
encuentran rondando en varios lugares del continente, buscando nuevos lectores.
La
literatura de Villalobos, al igual que su vida es una utopía, es un sueño que
en este momento parece inalcanzable y que llega a desesperar, pero Rodrigo ha
demostrado que puede sobrevivir y ser fuerte. Es una puerta para autores que
deseen publicar y que no tengan miedo de presentarle al mundo sus ideas.
Los libros
de Rodrigo están a la venta en la Editorial POE en San Juan Ostuncalco, los de
Testigo Ediciones se encuentran a la venta en distintos puntos. Hay que apoyar
al escritor nacional, más aún a los poetas que son apartados de los círculos literarios
del país por sus ideas; ya que son aquellos que tienen mucho que decir.
La utopía más
grande Villalobos, por tanto, no es escribir, es creer en la literatura de autores
nuevos y desconocidos de Guatemala, creer en la literatura de este país. Al
creer, nos obliga a escribir y seguir escribiendo.
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