El viejo estaba sentado en el pasillo, observaba
con melancolía los columpios del patio, solo el viento los movía, solo el
viento. En su corazón el latido de la muerte se acercaba cada vez más rápido.
Cualidad humana interesante es el esperar una muerte y no aceptarla. De pronto
sus ojos volvieron a la realidad del pasillo, la abuela entrando al cuarto, los
sollozos de las mujeres al fondo y el rezo de las lloronas: Dios te salve María
llena eres de gracia el Señor es contigo bendita tú eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús Santa María madre de Dios
ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén. Y
va de nuevo el “Dios te salve…”, va de nuevo el tiempo que muere junto al
moribundo del cuarto. De pronto en un susurro de algo parecido a una voz
masculina escucha: Se va a morir, no pasa de dos horas. Se levanta de la silla
y camina rumbo al níspero, observa cada una de las ramas, busca cuatro, cinco,
seis; luego camina rumbo a la cocina y coge una bolsa de las del pan, unas
tijeras, un Resistol, hilo y un cigarro; camina después rumbo a las gradas para
subir a la terraza desde donde observa con mucha tristeza su campo sembrado de
maíz y la milpa empezando a dar flor.
A lo lejos escucha el rezo, Padre nuestro que
estas en el cielo santificado sea tu nombre, observa las ramitas y coge dos
para luego unirlas en cruz, venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad así en
la tierra como en el cielo, coge el hilo y hace un nudo en una de las puntas de
la cruz para luego hacer uno en cada extremo y formar una especie de rombo,
danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden, su mano derecha coge el Resistol la
bolsa y las tijeras y empieza a unirla con el rombo, no nos dejes caer en
tentación y líbranos del mal, está lista su construcción pero observa que falta
un detalle entonces busca entre su bolsa un contrapeso, amén, coloca su pañuelo
bañado en impotencia como cola del barrilete y empieza entonces a hacer los
frenillos para que pueda volar, amén y amén.
Dios te salve reina y madre de misericordia Dios
te salve a ti clamamos los desterrados hijos de Eva, sus ojos observan el
atardecer y como el sol muere así muere el intento en proceso de difunto de la
habitación, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas vea
pues Señora abogada nuestra vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, toma el
barrilete y lo avienta al vacío del terreno mientras empieza a silbar y el
viento le responde elevando el juguete predilecto del agónico espanto de la
habitación, y después de este destierro
muéstranos a Jesús fruto bendito de tu vientre oh clemente oh piadosa oh dulce
Virgen María, se comienza a elevar el juguete acompañado por el rezo de las
lloronas, solo el viento lo elevaba, solo el viento, ruega por nosotros Santa
Madre de Dios amén, amén y amén.
Un grito le alerta que ha llegado el momento,
Quincho ha muerto papá, grita alguien desde el pasillo mientras el viejo
elevaba su barrilete, adiós mijo, adiós mi amor, dice entre lágrimas y
tristeza, mientras jala el hilo y con cada jalón se eleva más el barrilete,
Papá se ha muerto Quinchito, le vuelven a recalcar desde el pasillo, entonces
con mucha fuerza jala una última vez y suelta el hilo, el barrilete empieza a
elevarse como loco por el cielo, el viejo corre, baja las escaleras y entra al
cuarto, observa a su nieto de cinco años muerto en la cama, rodeado por las
lloronas, contempla la escena, el cadáver del niño sobre el regazo de su madre
que grita y gime de dolor, pero con la misma fuerza con que gritó y gimió el
día que parió a Quincho. Se acerca a la cama y le quita el cadáver a la madre,
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo, el viejo rompe a llorar mientras
se acerca a la ventana del cuarto con el niño muerto entre sus brazos y busca
desesperado en el cielo el barrilete, Como era en un principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos, el viejo le susurra al oído entonces, Que viva
Quincho Quincho Barrilete, mientras observa cómo se aleja el barrilete por el
horizonte, empezando a buscar el descenso para llegar a Xibalbá, por eso los
viejos vuelan barrilete en noviembre, por el alma de los muertos que viajan a
vernos, pero a estas solo las mueve el viento, solo el viento, amén, amén y
amén.
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