Uno de los autores
más prominentes de la literatura hispana ha sido sin duda, Gabriel García
Márquez. Analizaremos ahora su obra
titulada “Del amor y otros demonios”. Pero comentando paralelamente la historia
de amor por excelencia de Quetzaltenango, la historia de Vanushka.
Cessatio
a Divinis.
“Un perro cenizo con un lucero en la frente…” son las primeras
palabras de García Márquez en esta pequeña novela, titulada como “Del amor y
otros demonios”. Historia desarrollada
en la Colombia de los Virreyes, época previa a la independencia. Donde las
enfermedades y las situaciones desconocidas eran condenadas por el tribunal del
santo oficio, como actos pertenecientes al demonio.
La historia nos cuenta la vida Sierva María, hija
del Marqués de Casalduero, que siendo mordida por un perro, sufre en su carne
el temor de otros al poder sufrir un posible contagio de rabia. Su madre, nunca fue una figura
maternal para ella. Sierva María fue abandonada por sus dos padres a su suerte,
adoptada por así decirlo por Dominga de Adviento, esclava negra. Sin embargo
por la mordida es tratada de forma errónea, por lo que empieza a sufrir
diversas convulsiones. Hecho que hace acrecentar en su pueblo la leyenda de que
estaba poseída. Por orden el obispo, el marqués la recluye en el convento de Santa
Clara, en donde vive hasta el final de sus días. Por orden del obispo a la vez,
el padre Cayetano Delaura se hace cargo del caso, para establecer y realizar un
exorcismo. Sin embargo el padre se resulta enamorando de Sierva María y ella de
él. Al darse cuenta del amor que sienta por Sierva María, el padre Cayetano lo
confiesa al obispo y este lo castiga mandándolo a cuidar leprosos, en donde
muere. Mientras que Sierva María muere en su celda, sin jamás llegar a conocer
el mundo libre.
El
convento de Santa Clara.
La obra se desarrolla en un lugar desconocido, al
igual que “El amor en los tiempos del cólera”, la historia se desarrolla en una
ciudad, con referencias claras que dan a entender que podría tratarse de la
ciudad colombiana de Cartagena. Ambientada en el siglo XVIII, nos da a conocer
cómo era la sociedad de aquella época en la que aún gobernaba en cierta manera
la iglesia y los virreyes de la América Colonial.
Gabriel
García Márquez.
El nobel colombiano nació en Aracata, Colombia; un
6 de marzo de 1927. Un literato por donde se le quiera ver, el Gabo es
periodista, guionista, cuentista y novelista. Es premio Nobel de Literatura del
año 1982, por: “por sus novelas e
historias cortas, en las que lo fantástico y lo real se combinan en un mundo
ricamente compuesto de imaginación, lo que refleja la vida y los conflictos de
un continente.”
Autor de la monumental novela, “100 Años de
Soledad”; además de novelas como: “El amor en los tiempos del cólera”, “noticia
de un secuestro”, “Crónica de una muerte anunciada”, “Relato de un naufrago”,
por mencionar algunas.
Amor,
el demonio más peligroso de todos.
Gabriel García Márquez, nos deleita con su
narrativa en esta obra, que busca llevarnos a la forma de vida en el siglo
XVIII, en donde la iglesia gobernaba todo y nos demuestra los castigos hacia
aquello que no se conocía. Además de realizar una crítica a la alta sociedad de
los “nobles criollos”, al demostrar el abandono que sufre la niña protagonista
de la historia. Nos demuestra que nuestra América es un abanico de sangres y
razas, que en aquella época no era apreciado como tal. El miedo de la iglesia
ante las cosas desconocidas queda palpable y la lucha que se vivía en esa
época, entre la fe y la ciencia. Libros prohibidos que por el hecho de tenerlos
era suficiente prueba para ser acusado de herejía y como en todas las obras de
García Márquez, la soledad y la magia aparecen en toda la historia.
Del
amor…
La soledad es uno de los temas recurrentes en la
obra del Gabo, sin embargo, en esta obra podemos encontrarla fácilmente a lo
largo de ella. La soledad del Marqués de Casalduero, que vive como un bueno
para nada, que tenía miedo de los esclavos y se encerraba en su cuarto. La
soledad del título y que por retenerlo, junto a la herencia se casa con su
primera esposa, que siempre le quiso aunque él no. Hasta el día en que murió
quemada por un rayo. La soledad sigue a lo largo de la vida del marqués, que
una tarde a su casa llega la joven Bernarda, que lo viola y lo sigue viendo
después de aquella tarde hasta quedar preñada de Sierva María. El marqués
siempre vivió con el rencor hacia su propia persona al no renegar a su padre y
casarse con una recluida en el manicomio que siempre visitaba las casas por las
noches para limpiarla. Soledad incluso en el momento de la muerte del marqués,
al que solo le encuentran la osamenta con su ropa. La soledad invade a todos
los personajes, de diferentes maneras, pero todos ellos están solos, aun cuando
están rodeados de gente.
El amor es un demonio, al que no se le conoce, pero
que atormenta el corazón. Dominga de Adviento tuvo amor con la recién nacida
Sierva María y el padre Cayetano Delaura, pareciera obsesionarse con ella, pero
resulta enamorándose de ella, perdiendo su posición privilegiada y dejando todo
por amor, incluso la vida. La solitaria niña, Sierva María, que vivió a la
sombra de los esclavos negros, llega a conocer el amor, por medio del padre
Cayetano, se enamora de él, pero nunca llegan a pasar más allá en el amor
carnal. Sin embargo ambos comparten la soledad, él de sus votos y ella de su
celda y su vida. Al final, todos convergen para compartir la soledad de la
muerte.
…y
otros demonios.
En la lectura de esta obra, podemos llegar a
descubrir algunos palimpsestos interesantes, el más obvio quizás sea el
existente entre el romance del Padre Cayetano y de Sierva María, donde podemos
encontrar algunos de los versos de Garcilaso De La Vega. Mismos que tocaremos
en su debido momento.
Encontramos relación con la poesía de Francisco de
Quevedo en diversos pasajes de la historia, quizás el más memorable es el hecho
donde el padre Cayetano entra en la obsesión amorosa por Sierva María, cuando
él ya no podía pensar en nada más. Surge entonces entre esas líneas, la poesía
de Quevedo diciendo: “Amor me ocupa el
seso y los sentidos; / absorto estoy en
éxtasi amoroso; / no me concede tregua ni reposo/ esta guerra civil de los
nacidos”. En la misma línea del poeta del siglo de oro español, encontramos
a Sierva María encerrada en su celda del convento de Santa Clara y otra estrofa
poética de Quevedo aparece ante nosotros: “En
los claustros de l’alma la herida/ yace callada, más consume hambrienta/ la
vida, que en mis venas alimenta/ llama por las medulas extendidas”. Como en
todas las historias de García Márquez, esta no es la excepción respecto a los
hechos mágicos de la vida cotidiana. Ejemplo de ello es el sueño de Cayetano
Delaura y de Sierva María, de aquella ventana que observaban ambos, con la
nieve y el racimo de uvas, mismas que marcaban, por así decirlo, la vida de
Sierva María, tanto así que al final de la historia, ella se las come de dos en
dos, para poder ganarle el juego a la vida y poder morir, un sueño que se hace
realidad. Quevedo aparece una vez más: “¡Fue
sueño ayer; mañana será tierra! / ¡Poco antes nada, y poco después humo! / ¡Y
destino ambiciones, y presumo / apenas punto al cerco que me cierra!”. En
la historia hay un personaje muy importante, el obispo de la ciudad, don
Toribio de Cáceres y Virtudes, personaje decrepito que espera la hora de su
muerte, nostálgico que lloraba en las noches de lluvia al recordar su España
natal. Quevedo tiene una estrofa hermosa que nos hace pensar que este personaje
fue creado por cada una de esas letras: “Vencida
la edad sentí mi espada, / y no halle cosa en que poner los ojos / que no fuese
recuerdo de la muerte”. En la misma línea y en el mismo poema, podemos
descubrir quizás, que el palacio del obispo, abandonado y al borde de la ruina,
pudo ser de igual forma, inspiración del mismo poema de Quevedo, solo que en la
estrofa inicial: “Miré los muros de la
patria mía, / si un tiempo fuertes, ya desmoronados, / de la carrera de la edad
cansados, / por quien caduca ya su valentía”. Estos son algunos de los
palimpsestos de la poesía de Quevedo en esta obra de García Márquez.
Santa Teresa de Jesús se encuentra presente en esta
obra de García Márquez, ya que al analizar como Sierva María se entrega por
amor a Cayetano Delaura, nos resuena el eco de aquellos versos de Santa Teresa
que dicen: “Ya toda me entregué y di, / y
de tal suerte he trocado, / que mi amado es para mí / y yo soy para mi amado.”
Santa Teresa sigue: “Cuando el dulce
cazador / me tiró y dejó herida, / en los brazos del amor / mi alma quedó
rendida; / y, cobrando nueva vida, / de tal manera he trocado, / que mi amado
es para mí / y yo soy para mi amado”. Hay que recordar que por el Padre
Cayetano, Sierva María cambia y podríamos decir que renace. He aquí el
palimpsesto.
Otro poeta que hace su aparición entre líneas de
esta obra, es San Juan De La Cruz. Cuando el padre Cayetano huye de la celda de
Sierva María, aparece aquel verso: “¿Adonde
te escondiste, / amado, y me dexaste con gemido? / Como el ciervo huyste /
haviéndome herido; / salí tras ti clamando, y eras ydo”. Luego en la, por
así decirlo, la locura que vive Sierva María después de aquel escape, a la
llegada de la abadesa y el obispo, pareciera resurgir la pluma de San Juan de
la Cruz, con dos bellas estrofas más de su “Cantico espiritual”: “¡Ay!, ¿Quién podrá sanarme? / Acaba de
entregarte ya de vero; / no quieras embiarme / de oy más mensajero / que no
saben dezirme lo que quiero”. Y luego: “¿Por
qué, pues as llagado / aqueste corazón, no le sanaste? / Y, pues me le as
robado, / ¿Por qué assí le dexaste, / y no tomas el robo que robaste?”. Hay que recordar que Sierva María, vivió enojos y
cambia temperamento cuando le trataban de quitar sus collares. Sin embargo, la
noche en que el Padre Cayetano ingreso en su celda, cuando se besaron y los dos
estuvieron a punto de romper sus votos, al fondo de escena parece asomarse el
verso de Juan De La Cruz que nos dice: “Descubre
tu presencia, / y máteme tu vista y tu hermosura; / mira que la dolencia / de
amor, que no se cura / sino con la presencia y la figura”.
Antes de concluir con Garcilaso de la Vega,
pasaremos por otro gran poeta, Luis de Góngora, en una sola estrofa de un poema
de este autor, parece encontrarse un resumen de la vida de Sierva María. Hay
que recordar que su reclusión fue en un convento con orilla al mar: “La más bella niña / de nuestro lugar. / Hoy
viuda y sola / y ayer por casar, / viendo que sus ojos / a la guerra van, / a
su madre dice, / Que escucha su mal: / dejadme llorar / orillas del mar”.
Góngora aparece también en la vida del Marqués de Casalduero, al momento de la
aparición de Bernarda y su matrimonio: “Que
se case un don Pelote / con una dama sin dote, / bien puede ser; / más que no
dé algunos días / por un pan las damerías, / no puede ser”. Al igual
Góngora pareciera asomar en el primer matrimonio del Marqués de Casalduero, con
la primera Marquesa, siendo esposa de palabra: “Que esté la bella casada / bien vestida y mal celada, / bien puede ser;
/ más que el bueno del marido / no sepa quién dio el vestido, / no puede ser”.
Aparecen en los momentos del romance algunos versos de amor apasionados,
de un grande, Garcilaso de la Vega. Por mencionar uno, encontramos el soneto X:
“¡Oh dulces prendas por mí mal halladas,
/ dulces y alegres cuando Dios quería, / juntas estáis en la memoria mía, / y
con ella en mi muerte conjuradas!”, terminaremos mencionando que el Padre
Cayetano decía ser descendiente de Garcilaso.
LA GITANA QUE MURIO DE AMOR.
Al igual que la historia de Márquez, Xelaju tiene su propia historia de
amor. Una santa popular que es venerada en su tumba por todos aquellos a los
que se les niega el amor. Si hablamos de magia podríamos decir, que esa tumba
que se convierte en un centro de peregrinación social quetzalteca, es un imán
para poder ser testigos presenciales y mudos de las distintas historias de amor
que se viven día a día en la ciudad. Las divisiones de clases, las distintas
murallas que se tienen en un reto de enamorar. Las personas buscan una
solución, buscan una esperanza a ese dolor que es el corazón roto.
A grandes rasgos, la historia de la gitana va así: Se enamora de un hijo
prominente de la ciudad y la familia al ver aquella relación decide mandar al
joven a España. La gitana decide esperarlo y al regresar aquel, descubre que
este viene casado con una bella mujer, rompiendo así su corazón y como dice
José Martí, muriendo de amor.
Desde entonces y como se ha citado a lo largo de la introducción a esta
parte, la gitana es la maga, la santa popular que intercede ante las fuerzas
del universo para poder conseguir triunfar en la conquista del corazón de aquel
ser amado.
Si hablamos de historias de amor, teníamos que hablar de estas dos. Una
a profundidad y la otra a grandes rasgos, pues ya veremos cómo transcurre esta
semana estas memorias del corazón.
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